La continua elección
Hay asuntos y asuntos. Los hay que nos quitan el sueño, la salud y la vida, a los que nos entregamos como si en ello nos fuera perder el alma. Otros, por el contrario, por obvios pueden pasar inadvertidos difuminándose su importancia, sea esta mayor o menor, entre la rutina de nuestro día a día. Pero sea como sea, entre los primeros y los segundos, todos tienen algo en común, y es que nos llevan a diarias elecciones que deberemos realizar desde el momento mismo en que abrimos los ojos cada mañana.
Así, elegimos despertarnos a las 7:00 horas, y con ello elegimos coger a las 8:05 la linea 24 que nos lleva hasta la Universidad a la clase de 8:30. Elegimos el pantalón azul marino, con la camisa de rayas que combina a la perfección con nuestro suéter celeste para así estar más que presentables en nuestro puesto de trabajo. Elegimos no ver al niño despierto y salir de la oficina un par de horas más tarde, porque es crucial terminar la faena que hoy tenemos entre manos. Elegimos no ver a nuestra pareja, porque hoy toca partido con los amigos. Elegimos, elegimos, elegimos… Nuestra vida es una continua elección.
Si reconocemos esta «obviedad«, la siguiente cuestión estribará en reconocer la trascendencia de cada una de nuestras diarias elecciones en nuestro diario presente y, por ende, en la construcción de nuestro inminente futuro.
Así pues, llegados a este punto, posiblemente fuera conveniente reflexionar sobre cuestiones como: ¿no será menester dar la oportuna consideración a cada una de estas decisiones? Y avanzando en la cuestión ¿no será vital reconocer y priorizar sobre estas?
Cada elección, en efecto, marca, en positivo o en negativo, tanto nuestro hoy como nuestro mañana, determinando con ello, una vez más, el diseño de nuestro «elegido» destino.
Por otro lado, en la vida son muchos los asuntos que nos acontecen que no dependen de nuestra elección, pero sí elegimos, porque tenemos la capacidad, lo que vamos a hacer con cada uno de estos. Por tanto, y por lo ya visto, consideremos, me atrevo a apuntar, dos cuestiones para una nueva reflexión:
- Mañana, cuando despiertes ¿para qué elegirás ponerte en pie?
- Y cuando lo decidas ¿qué actitud elegirás para afrontar el día?
Con todo, ya la hemos visto, el asunto está en elegir y volver a elegir; usa el corazón, usa la razón, no olvides ni al uno ni a la otra, pero elige y elige bien.
Máster en Gestión y Administración de Empresas por FUNDESEM Business School. Experto en Coaching Ejecutivo por la Universidad Rey Juan Carlos y Escuela de Inteligencia de Madrid. Formado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos por la Universidad de Alicante.